Fue el primer teclista de los Dire Straits de Mark Knopfler allá por el año 1981. Hombre tras el teclado, y casi «genio en la sombra», Alan Clark acabó por convertirse en director musical de la formación en su momento cumbre. Desde entonces, ha colaborado con algunos de los artistas más destacados del panorama musical internacional, incluyendo Bob Dylan o Eric Clapton. El próximo domingo desembarcará en Gijón, en el Teatro Jovellanos, con la cristalización de ambos bagajes (el artístico y el profesional), encabezando su último proyecto: The Straits, la banda que reinterpreta los éxitos de los míticos Dire Straits.
-Ha sido usted teclista durante décadas, y con muchos artistas. ¿Cuál es su idea de éxito después de tantas experiencias? ¿Qué le hace subirse al escenario?
-Pianistas y teclistas de Hammond B3, como usted, se han vuelto imprescindibles en las formaciones de rock'n'roll. ¿Qué papel desempeñaba usted en bandas como las de Dylan o Clapton?
-Por extraño que resulte, no me complace especialmente la presencia del piano en bandas de rock'n'roll, aunque me haya convertido en una especie de punta de lanza. La verdad es que todo depende de quién lo toque y cómo se utilice: cuando toco el Hammond B3 parece encajar en todas partes.
-Dire Straits llegó a ser una de las mayores bandas del mundo. ¿Cómo llevaron la fama, individualmente?
-Yo conseguí no hacerme demasiado famoso escondiéndome detrás del teclado.
-¿Qué tipo de espectáculo nos trae? ¿Viejos éxitos o nuevas sorpresas?
-¡Sí, y sí también!
-¿Cómo ha encarado esta banda la reconstrucción del sonido de los Dire Straits? ¿Dónde residía?
-La parte más difícil fue, necesariamente, sustituir a Mark (Knopfler), pero lo conseguimos con Terence (Reis), guitarrista mozambiqueño educado en el uso de los dedos, como Mark. Ed Bicknell, que fue el mánager de Dire Straits, equipara nuestro sonido al de la formación original en su momento álgido, en la época de 'Brothers in arms'. The Straits son, en fin, una continuación de los Dire Straits.
-¿Cómo llegó usted a la interpretación profesional?
-Empecé a tocar el órgano profesionalmente, cuando tenía 13 años, en 'working men's clubs' en el Norte de Inglaterra. Son centros sociales para proporcionar cierta educación y espacios de recreo a trabajadores.
-¿Cuál ha sido, para usted, el estilo más difícil de abordar desde entonces?
-Diría que algunas de las líneas que creé para 'Telegraph Road' fueron de las más complicadas. Todavía hoy tengo que estudiar con frecuencia para ser capaz de tocarlas con soltura.
-¿En qué medida siente que la 'sombra' de los Dire Straits ha repercutido en su carrera?
-Ha influido positivamente.
-¿Es cierto que fue su director musical oficioso?
-Así me veían, al menos. Lo cierto es que todos los arreglos salieron de mi cabeza y de la de Mark. Sinceramente, no recuerdo una sola ocasión en la que otro miembro de la banda propusiera un arreglo.
-¿Le gustaría reunir a los Dire Straits?
-¡Podría hacerlo, si tuviera el dinero necesario!
-Por último, demos el talento y el trabajo duro por supuestos. ¿Cuál es la salsa secreta de una banda exitosa y que llegue musicalmente?
-Visión.